Fotografía

Cenizas

Él, despojado de todo, mira al frente, su tiempo se acaba.

Tras las cenizas, su otro yo.

En un retorno metafísico vuelve a su origen. La luz es su guía.

Paredes que gritan susurros y, tras la puerta, un respiro fugaz.

Seres difusos, mirada atemporal; su espacio de tránsito.

Maleta vacía y manos marcadas, el comienzo de un fin.

Tras las cenizas, su nuevo yo.

 

 

Cenizas, 01. 2015

Cenizas, 01. 2015

 

Cenizas, 02. 2015

Cenizas, 02. 2015

 

Cenizas, 03. 2015

Cenizas, 03. 2015

 

Cenizas, 04. 2015

Cenizas, 04. 2015

 

Cenizas, 05. 2015

Cenizas, 05. 2015

 

Cenizas, 06. 2015

Cenizas, 06. 2015

 

Cenizas, 07. 2015

Cenizas, 07. 2015

 

Cenizas, 08. 2015

Cenizas, 08. 2015

 

Cenizas, 09. 2015

Cenizas, 09. 2015

 

Cenizas, 10. 2015

Cenizas, 10. 2015

 

Cenizas, 11. 2015

Cenizas, 11. 2015

 

Cenizas, 12. 2015

Cenizas, 12. 2015

 

Cenizas, 13. 2015

Cenizas, 13. 2015

 

 

 

El 2 de octubre del 2014 se convirtió en una fecha importante en mi diario personal. Fruto de una necesidad imperiosa de cambio, decidí hacer mis maletas y mudarme a vivir a Berlín.

Durante ese tiempo mi concepción sobre las cosas y mi modo de ver el mundo cambió, al descubrir nuevas experiencias y sensaciones hasta entonces desconocidas. Hasta ese momento, aunque sí había podido explorar otros lugares de residencia, mi vida había permanecido anclada a un único lugar (Viveiro, en Galicia).

Tras 6 meses en Berlín, y por razones ajenas a todo aquello planteado en el comienzo de mi aventura, me vi obligado a regresar a Galicia y continuar mi camino aquí, siendo esto algo que no me resultaría fácil de asimilar.

“Cenizas” es un trabajo compuesto por 13 fotografías que nace al final de esta estancia en Berlín.  Las cenizas resultantes de la combustión del carbón que utilizaba para calentar mi hogar se han convertido en el elemento simbólico del cierre de esta etapa y del periodo de transición ligado a la misma: mi mudanza física e interior, el final de una etapa y sus consecuencias. Mi antiguo hogar se convierte en el escenario de este cambio.

Después del fuego siempre quedan las cenizas de lo que fue consumido, en ellas se concentran fuerza y esencia. La desintegración del tiempo, lo efímero de la existencia, el fin de una etapa tras la que se oculta un halo de esperanza, resurgiendo de entre ellas.

 

Agradecimientos:  Verónica Varas